Mi Experiencia con Pokémon
Hoy es la celebración del 25th Aniversario de la franquicia de Pokémon. No sólo es la segunda franquicia de videojuegos más exitosa de la historia (aparte de Mario), sino que en términos de mercancía, es la más exitosa en todo el mundo. Aún después de 25 años desde que los primeros juegos salieron en 1996, la franquicia sólo a crecido con el pasar de los años; creando no sólo videojuegos, sino también una serie de Anime que hasta el día de hoy está en emisión, mangas, película animadas y hasta una película live-action hecha en Estados Unidos llamado ‘Pokémon: Detective Pikachu’.
Hoy quiero concentrarme más en mi experiencia personal de la franquicia, como mi fanatismo era enorme, como luego empecé a perder interés y como resurgió luego de tantos años alejado de la franquicia.
Todo empezó entre 1998 y 1999, cuando estaba en primero de Primaria. Mis papás nos regaló a mí y a mi hermano las versiones de Pokémon: Rojo y Azul, para la Game Boy. Estos eran mis primeros JRPG, lo que se traduce a ‘Juego de Rol Japonés’ (otros ejemplos son Dragon Quest y Final Fantasy).
A diferencia de otros juegos que jugaba como Mario, Mega Man y hasta Zelda, la jugabilidad era por turnos y el objetivo era más viajar por toda la región, capturando criaturas en esferas tecnológicas llamadas ‘Poké-Bolas’, entrenándolos para que sean fuertes y derrotar enemigos y jefes (llamados Líderes del Gimnasio) hasta pelear contra el Alto Mando, el Campeón y hasta tu Rival.
No fue mucho tiempo cuando empezaron a transmitir el Anime en Latinoamérica. Este, era mi primer Anime, y se trataba de un niño llamado Ash Ketchum de Pueblo Paleta, cuyo primer Pokémon fue Pikachu, viajando por el mundo para convertirse en Mastro Pokémon. A diferencia de otras series animadas estadounidenses, la animación japonesa la sentí más detallada y realista a comparación a caricaturas como los Looney Tunes y Bob Esponja.
Recuerdo tener los VHS de los primeros episodios del Anime, además de otros productos de la marca como juguetes, juegos de mesa y hasta un juego de cartas. Incluso en la Nintendo 64, tenía varios juegos Spin-Off de Pokémon. Algunos eran buenos (como el Pokémon Snap), otros eran experimentls fallidos (como Hey, You! Pikachu) y otros, como los Pokémon Stadium, sólo se podían disfrutar mejor con un periférico que se conecta al control, que al introducir el cartucho del juego de Game Boy, puedes jugar con los Pokémon que capturaste en el juego al televisor con gráficos 3D.
Como pueden ver, me obsesioné con los juegos. Es más, los años 90 y principios de los 2000 era la época más grande de Pokémon. Hasta recuerdo ver las dos primeras películas animadas en el cine (hasta te regalaban tarjetas holográficas), donde los niños gritaban de la emoción y los padres se dormían al no entender nada de lo que estaban viendo. Claro, después de la tercera o cuarta película, se dejaron de estrenarse en el cine y se fueron directo a DVD (sólo en Japón se estrenaban los filmes en el cine).
Tiempo después salió la tercera generación para la Game Boy Advance. Desafortunadamente, no se podía transferir los Pokémon que capturé en las dos primeras generaciones. Aún así, nada me quitó mi fanatismo, ya que los juegos cada vez se veían mejor y con nuevas mecánicas. Hasta lanzaron los remakes de la primera generación: Rojo Fuego y Verde Hoja. Lo que significaba que cada dos generaciones de Pokémon, sacarían un remake de una anterior con los gráficos y mecánicas de la actual.
Alrededor del 2006 (estaba en secundaria), se escuchaba un rumor de una cuarta generación. Fue entonces cuando vi en YouTube el avance en japonés de los juegos de Pokémon: Diamante y Perla. Debí haber visto el tráiler como 500 veces, porque no podía esperar a tener el juego en mis manos.
El siguiente año, cuando obtuve el juego, realmente se volvió mi favorito de toda la saga. No sólo por los gráficos tan buenos y la cantidad de horas que hacer, sino porque hasta podía transferir los juegos de la GBA a la nueva generación. Sin embargo, nunca me imaginé que la cuarta generación sería la última que jugaría en un largo tiempo.
Un día, pasó algo que nunca olvidaré: perdí el juego al llevármelo a la escuela. Ahí llevaba todos los Pokémon que había capturado, criado y entrenado por más de 5 años. Eso provocó que me dejará de interesarme en la franquicia. Ni siquera jugando los remakes de la segunda generación me animó. Hasta dejé de ver el Anime. Mis días como fan de Pokémon habían terminado.
De vez en cuando visitaba páginas y veía novedades de las siguientes generaciones de Pokémon. Como que desde la sexta generación, los juegos principales de la saga pasaron de juegos 2D a 3D (gracias al 3DS) y las típicas Introducciones de nuevas mecánicas que duran al menos una generación.
Pero a fines del 2018, vi el avance de una película llamada ‘Pokémon: Detective Pikachu’, la cuál se veía sorprendente en varios sentidos. Sobre todo teniendo en cuenta que las películas basadas en videojuegos por lo general van desde regulares o ya de plano basura. El 2019 vi la película y no sólo me gustó, sino que volvió a interesarme en la franquicia.
Aprovechando que tenía una Nintendo Switch, decidí jugar los juegos de la octava generación: Espada y Escudo. Estos juegos recibieron críticas bastante severas de parte de los fans. Sin embargo, al jugar el juego, no hizo mas que reavivar mi fanatismo con la franquicia. Era como una mezcla de entre lo familiar y lo moderno.
Aprovechando que tenía una Nintendo Switch, decidí jugar los juegos de la octava generación: Espada y Escudo. Estos juegos recibieron críticas bastante severas de parte de los fans. Sin embargo, al jugar el juego, no hizo mas que reavivar mi fanatismo con la franquicia. Era como una mezcla de entre lo familiar y lo moderno.
Actualmente estoy viendo la temporada más reciente del Anime (además de otras temporadas que no he visto) y estoy esperando el siguiente juego de la franquicia.
Eso fue todo; realmente fue un viaje recordar mis experiencias con la franquicia. Por eso les deseo a todos, feliz 25 aniversario.